El nombre de la esquina de Ferrenquín, pertenece a un personaje popular con este apellido. Establecido allí a principios del siglo XVIII, cuando se creció el desarrollo del barrio de la Candelaria, que dio motivo a su establecimiento en parroquia en el año 1750.
A principios del siglo XVIII el circo construido en un corralón ubicado hacia el este de la Ciudad dedicado exclusivamente a corridas de toros y en el cual se permitía tomar parte a toda clase de aficionados. El dueño del negocio era un sujeto muy conocido a quién llamaban Ño Ferrenquín, los caraqueños de entonces denominaban al rústico establecimiento “Circo de Ño Ferrenquín”. Por lo demás la celebridad de Ño Ferrenquín quedó definitivamente consagrada a través de la esquina que, desde aquellas épocas y hasta nuestros días lleva su nombre”.
En el Plano del Obispo Díez Madroñero, se identifica la cuadra de Ferrenquín a Tracabordo como de José Benito Losada y Nuestra Señora de la Concordia.
La Panadería
En Ferrenquín estuvo una de las famosas panaderías establecidas a finales del Siglo XIX, que elaboraban un excelente “pan Francés” que nunca faltó en las buenas mesas caraqueñas. Era propiedad del bearnés Don Pablo Layrisse, fundador de numerosa cuán honorable familia venezolana, yerno de Don Francisco Marrero, canario, dueño de la vecina Panadería de Manduca, quien sufrió cruel e injusta prisión con motivo del atentado de que fue objeto Cipriano Castro por un empleado de su establecimiento. Entre las otras panaderías de renombre de la época estaban la de Altagracia, del Catalán Don Enrique Banchs, y la de Solís, de su hermano Don Adolfo; la de los Angelitos, del Francés Montaubán, la de las Gradillas, de Don Pablo Ramella, y la de Don Pedro Otati, situada de Salvador a Coliseo; la de Sarría se hizo célebre con el “Pan Isleño”.
Texto e Ilustración: Jorge Rivas @donrefran