Esta frase «Salvado por la campana» aunque su origen no es propiamente nuestro, la solemos utilizar de manera muy coloquial y en muchas ocasiones. La génesis de esta frase, la podemos tener desde dos vertientes.
La primera e que en la edad media, se solía enterrar a las personas sin saber si estaban muertas o en un estado de catalepsia. Posteriormente se podían dar cuenta que enterraron a alguien vivo, por los arañazos de la parte interna de la urna. Al darse cuenta de este se deicidio enterrar a las personas con una campara que salia a la superficie, y estaba amarrada a la mano del muerto. De esta manera si el muerte revivía y sonaría la campana para que lo salvaran.
La otra vertiente, se origina en las peleas de boxeo, la campana se introdujo en el boxeo cuando, en el año 1867, se establecieron las reglas del marqués de Queensberry, normas introducidas para hacer de este deporte una práctica más segura y menos sangrienta. Se incorporaron los guantes, la cuenta de 10 segundos que se da a un boxeador que ha caído al suelo para que se levante y siga luchando o los límites de tiempo.
El sonido de la campana avisa a los boxeadores del inicio y final de cada asalto, marcando el instante en el que se deben detener. De esta manera, cuando un púgil está recibiendo una buen golpiza, estando al borde del KO, y se escucha el sonido metálico de la campana que señala el final del round, se dice que se ha salvado por la campana.