Esquina de “Muñoz”
Debe su nombre al Doctor Muñoz que ocupaba el cargo de Examinador Sinodal del Obispado Provisor en 1747. Miguel Muñoz y Aguado, era un hombre desalmado. Fue precisamente el Dr. Muñoz quien, en virtud de Real Cédula de Carlos III, firmó el edicto del 6 de julio de 1774 que limitaba el derecho de asilo de los reos.
Tuvo una pila de agua desde 1786, Don Juan José de Landaeta. A quien se le atribuye la composición de la canción patriótica “Gloria al Bravo Pueblo”. Había pedido que, en vista de hallarse las aguas del Caroata infectadas por lo desechos de las carnicerías. Se le concediera una pulgada de este elemento para una alcantarilla. Estos, por su parte, han reunido una contribución que alcanza a 167 pesos con 6 reales.
El permiso
El Ayuntamiento acuerda el permiso, pero declara que no contribuir a la obra por encontrarse la ciudad empeñada. Aunque promete hacerlo más adelante. Animado el vecindario procedió a iniciar la obra de la concesión de agua para la esquina. El 26 de junio de 1786, ya estaba construida la alcantarilla. En vista del adelanto de la construcción las autoridades del cabildo aportaron 200 pesos para la culminación de la obra.
La fuente ostentaba el “León de Caracas”, con el aspecto de un doctor teologal de la Real y Pontificia Universidad. Acaso el mismo doctor Muñoz y Aguado, cuyos ganados pastaban al pie del camino a La Guaira y junto al humilladero del Calvario. La historia de Caracas tiene en la portada ese león coronado.
Felipe II, ratificó que se utilizara la figura del león en todas las ordenanzas para el oficio del fiel ejecutor. Las autoridades establecidas en Caracas, utilizaban un sello con la imagen del fiero ilustrado y las armas de la ciudad. Con esto sellaban todas las cosas que se hubieren de vender.
La solicitud del Prebistero
En 1789, el presbítero Juan de Acosta solicitó una paja de agua, entendiéndose ésta, como la dotación de 750 litros diarios, del preciado líquido. En la esquina del doctor Muñoz, con la pensión de dos reales anuales para los propios de la ciudad, agua que sería tomada de la alcantarilla inmediata a mencionada esquina. La fuente de Muñoz fue trasladada en 1850 “a la siguiente cuadra en dirección al Caroata”, para tener una referencia hoy en día, de la esquina de “Solís a Caño Amarillo”, ya que los vecinos comenzaron a quejarse de que el sitio era “un lodazal fétido”, y obstaculiza el paso de los transeúntes. La fuente desmontada en 1942 y colocada en el patio de la residencia de Don Felipe Llaguno, cuando mencionada casona fue acondicionada como Museo de Arte Colonial.
Inaugurada el 16 de diciembre de ese año, con motivo del Centenario del traslado de los restos del Libertador a su ciudad natal, en cumplimiento de su voluntad. En la restauración de la mansión colaboraron, Carlos Manuel Müller, Vicente Lecuna, Carlos Raúl Villanueva, entre otras personalidades.
Lamentablemente demolida la casa, para dar paso a la avenida Urdaneta; la fontana fue trasladada a la Hacienda del Márquez del Toro, conocida como “Quinta de Anauco”, donde aún se conserva.