El Convento de San Jacinto al igual que los templos de Altagracia, La Trinidad, La Merced y San Mauricio se estremecieron con el terremoto de 1812 y sus estructuras se desmoronaron como la mayoría de edificaciones de la Caracas de la época.
Entre las personas que rescataban heridos en medio de tanta algarabía se encontraba Simón Bolívar.
Los realistas gritaban que aquello era un castigo contra los patriotas por la rebeldía en que se encontraban por el nacimiento de la República de Venezuela y entonces Bolívar pronunció la frase: “Si la naturaleza se opone lucharemos contra ella y la haremos que nos obedezca”.
A partir de allí la plaza San Jacinto pasó a llamarse Plaza El Venezolano.
Y es uno de los espacios públicos más antiguos de nuestra Caracas. Donde sigue de pie la Casa Natal de Simón Bolívar.
Diez años previos del terremoto, en 1802, inauguraron en esa plaza un Reloj de Sol realizado en mármol, ideado por Alejandro Humboldt.
El convento de San Jacinto, nombre por el cual inicialmente tiene su nombre esta esquina, fue construido por los Dominicos, el cual fue un centro de enseñanza importante durante los siglos XVII y XVIII.
Allí estudiaban alumnos recibían clases de gramática, latín, filosofía escolástica y oratoria. De allí salía en procesión el Nazareno de San Jacinto que después pasó a ser el Nazareno de San Pablo.
Texto e Ilustración: Jorge Rivas @donrefran