Voy a, ¡echarme los palos!. Este término lo estamos utilizando desde que se abolió la esclavitud, a partir de ese momento los hacendados tuvieron que comenzar a pagar salarios (sueldos), al principio se negaron a pagar a sus antiguos sirvientes, que pasaron a ser empleados, con monedas de plata, en su lugar les empezaron a pagar con unas tablillas que tenían el sello de la hacienda como garantía, para que pudieran ser canjeadas por víveres en bodegas y pulperías. La mayoría de los trabajadores prefería comprar licor, por lo que al llegar a la tienda indicaban “dame un palo de ron”. Luego a los días, cuando estaban sin paga, y les preguntaban por lo que habían obtenido por su trabajo, decían ¡me eche los palos!
Por esta razón, cuando nos ofrecen licor o lo pedimos en alguna reunión, lo hacemos diciendo, “Quieres un palo de ron?”, o “Sírvame un palo de whisky”.