“No hay tutia”. Esta frase es utilizada coloquialmente para referirse a que ya no hay remedio, respecto a alguna cosa. Se llega a utilizar para decir que no hay manera de que ocurra algo o es imposible: “No hay tutia de que me haga caso”.
La frase es una derivación equivocada de la original “No hay atutia”. La atutía era el resto de óxido de zinc que quedaba adherido en las paredes de los hornos. Luego de la fundición del latón (aleación de cobre y zinc).
La receta de la antigua medicina árabe, donde procede la palabra (attutíyya), se preparaba un ungüento medicinal realizado con este hollín de óxido de zinc y que era utilizado para curar todo tipo de enfermedades, sobre todo oculares.
Con el pasar de los siglos la palabra perdió la primera letra, quedando en “tutia” y así es como debería escribirse la famosa expresión: “No hay tutia”.
En Venezuela la empleamos para indicar que “No hay pero que valga” “No hay discusión”.